septiembre 16, 2007

Un grito sin voz...

Una vez más fui feliz en la carretera, arriba, abajo, curva, recta... todo eso sigue brindándome una gran emoción... Toda esa libertad no la dejaría por nada, a pesar de que mi mamá en un momento sugirió irme en camión y hubo un momento (con la patrulla) en el que pensé que debía de haberle hecho caso, pero nooooo, lo adoro, me gusta, me relaja, me llena...

Este grito fue diferente, de hecho el festejo mayor fue el día anterior (llegada, momento incómodo, pancho de vieja -y no jui yo-, organización del script, conciertillo medio bizarro, escapadas pa jumar, llegada al hotel -alone-, arreglo con pizcas de rosa, party sin tequila, party con tequila, bigote coquetísimo, ojos divinos, cachondeo conocido, patrulla, patrulla, rojo, rojo, láaaagrimas, multa, hotel, dormir), al grado que el mero día el hamster estaba demasiado mareado, cansado y dolido (del ego y del cuerpo) como para realmente hacer algo, recuerdo que el hambre fue lo que me despertó. Después de cenar y ver el grito en segundo plano, ya que la conversación me tenía picada y debía tener cuidado pa k no me alburearan de paso, regresé a dormir más...

Raro, el balance general fue positivo (serán mis ganas de verle lo bueno al asunto), pero hubo piedritas (y dale con mis quejas)...

Gracias Morido por haberme recibido, estuvo chido (hasta eso)...

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