Después de 3 ó 4 años nos vimos en una encrucijada, mi parte no sabía tu parte y viceversa. Un día platicamos y supimos de qué se trataba la otra parte y vi que no estaba del todo errada en mis sentimientos, quizás en algún momento serían correspondidos. Hoy me sorprendiste, me envolviste y me la creí... Horas más tarde BOOM, que a la mera hora no... Algo de lo que siempre te hablé fue de mis miedos, de mi inseguridad al acercame a alguien ya que cuando lo había llegado a hacer no me había ido bien. Confiaste en mi y me dijiste que tenías miedo también. Me los explicaste y los entendi... Tus miedos no me fueron extraños ya que, varios de ellos, también los tenía yo. La paciencia no es mi fuerte, y como nunca, esperé, no presioné y estuve ahí siempre; qué fácil te fue... Sí ahorita habla más el hartazgo, el coraje y la tristeza; pero la cosa es muy clara: ya me cansé.
En ningún momento te dije "ya, ahorita, vamos", eso es lo que más me confunde; eso fue lo que más me sorprendió cuando me dijiste "vamos". Chale eso me pasa por confiar. Lo más triste es que esa maldita muralla que estaba debilitándose, de nuevo se está fortaleciendo y haciéndose más y más cínica.
La vida me vuelve a sorprender con otra marometa sentimental, en la cual termino más mariada y dolida que contenta. Ya veremos adelante qué sucede, lo claro es que ya no quiero que suceda contigo.
agosto 10, 2008
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